Bienvenidos/Welcome

Muchas personas alrededor del planeta no conciben la idea de iniciar su día sin tomar una taza de café. Es parte de la rutina diaria. Es todo un ritual, dependiendo de como lo bebamos y donde; de si lo preparamos nosotros o nos lo preparan; y de cual método de extracción usemos. Todo esto integra una cadena compleja que va más allá de la taza que llevamos a la boca. Implica el trabajo arduo de millones de personas alrededor del globo terráqueo en más de 60 países productores. Conlleva el esfuerzo de todo un año de planificación en procura de obtener una cosecha de calidad y muchas pero muchas oraciones esperando que nada ocurra que pueda afectar a la misma, sea que se trate de un simple hongo (Hemileia Vastatrix) que produce la roya o de una catástrofe natural totalmente fortuita pero igualmente de desastrosa. Hasta ese glorioso momento en que -con taza humeante en la mano- nos la llevamos a la boca y el paladar se deleita con sus aromas y sabores.

El café es el segundo producto comercial tras el petróleo. Y es el segundo producto de consumo masivo después del Te (evidentemente por razones de población). Y esto no es casual. O fortuito.

Nada mejor que tomar un rico café rodeado de nuestros familiares y buenas amistades. El confort que nos brinda una taza del precioso oro negro va más allá de una simple satisfacción. Nos brinda calidez, empatía, comprensión, soluciones y disipa las tristezas. Todos los que somos amantes del café sabemos que no hay tribulación o alegría que no pueda ser compartida a través de una taza de café, ya sea fría o caliente.


Sean bienvenidos a mi Blog, su casa, y compartamos juntos nuestras experiencias en el maravilloso mundo del café.

Un aromático y caluroso abrazo cafeínado o(~)



martes, 4 de septiembre de 2012

El Valor de lo Seguro.

EL VALOR DE LO SEGURO


Este es un Post que escribì como invitada para el blog www.dailyshotofcoffee.com el 17 de  agosto del 2011. Espero que disfruten la versión en español.

En Venezuela hablar de Specialty Coffee es hablar casi que en chino. En un país donde existen tantas formas de tomar el café  proveniente no de un estudiado menú sino de la invención clara del que lo toma, no existe la conciencia del término Barista, Roaster o café de origen. Aquí se conoce como el muchacho/a del café. Punto. Nos encanta tomar café, somos altos consumidores del mismo, muchas de nuestras reuniones comienzan y terminan alrededor de una taza de café. Pero generalmente lo prepara una persona que ha sido entrenada para manejar la maquina de café no al café en sí mismo.

En nuestro país, sin querer generalizar y salvo contadas excepciones, se suele pensar que lo máximo en cuanto al café se refiere es un Starbucks, todo el que viaja al extranjero tiene como meta  entrar y comprar un Frapuccino y tomarse la foto con el logo de la famosa sirena. Y hasta ese momento será el MEJOR CAFE DEL MUNDO. ¡Sin discusión!

En Estados Unidos y la mayoría de Europa dan por sentado al café, aunque la verdad no todos conocen el significado de Specialty Coffee. No saben la suerte de poder ir a cualquiera de esos maravillosos sitios que expenden café y beber un café origen de Sumatra, Colombia, Guatemala, Honduras, Etiopia, orgánico o no orgánico, decaf y regular o inclusive un exquisito y sorpresivo Geisha cuyo sabor en la boca te confunde al pensar si estas tomando te o café o los dos al mismo tiempo, sin querer ofender el paladar de los expertos en cata de café.

Cada país vive al café a su manera, dependiendo de su cultura, por ejemplo en Estados Unidos le gusta tomarlo con leche, cremas, siropes,  acompañado de muffins y tortas de diferentes gustos, mientras que en Europa lo toman más negro, cortado y casi sin azúcar, recio y de  un solo trago.

China, país dedicado en su mayoría al consumo del te y no del café,  debido a su apertura reciente al ingreso de franquicias  y con la entrada de Starbucks al menos en Beijing (ciudad que visite en agosto del 2009) muestra un creciente interés en su población quienes hacen reuniones de amigos alrededor de una taza humeante de café como símbolo de progresión y desarrollo al futuro. Cada día más sus habitantes se habitúan a la realidad del consumo del café como un acompañante necesario en sus hábitos alimenticios, sustituto del té. Sin embargo, es importante mencionar que se trata en su mayoría de sus habitantes jóvenes, abiertos a los cambios y dispuestos a asumirlos como un reto contra años de tradición familiar y cultural.

En Japón el interés por el café está mucho más adelantado que en el resto del continente asiático. Tienen campeones Baristas y son asiduos participantes en Convenciones y Competencias mundiales relativas al café. Son importadores de los mejores cafés del mundo pero prefieren trabajar con cafés de origen de Latinoamérica, siendo Brasil uno de sus mayores proveedores. Existe toda una nueva industria creada sobre la base del café y su población cada día más contempla la posibilidad de dedicarse a la misma como medio y forma de vida. De hecho, tengo la fortuna de haber conocido a una de las mejores personas de Tokio quién a sus 23 años se perfila como una estrella emergente en el mundo del Barismo Japonés.

Sin hablar por supuesto de Latinoamérica, países como Brasil, Colombia, Panamá, Costa Rica, Bolivia, Honduras, El Salvador, altos productores  y exportadores de café verde que han logrado generar  toda una industria basada en la excelencia y calidad, países que hacen del café todo un ritual.

En nuestro país los consumidores se reúnen, hablan, pelean al momento de tomar la orden, un “con lechito” claro, marrón claro, marrón oscuro, guayoyo, tetero, como si tales cosas existieran en el café pero que aquí ciertamente existen. Pero casi nadie, muy pocos, piden un espresso y ¡menos doble! Al hacerlo los que están alrededor se voltean y dicen: ¿Qué? ¿Cómo puede tomarse un café así? No es que no pase, es que no es común. No saben la experiencia increíble que ocurre en las papilas gustativas cuando tomas un espresso preparado adecuadamente, esa sensación en la que puedes sentir la cafeína y los otros ácidos presentes en el café, el poder tratar de determinar si tiene sabor a frutas, si es dulce, o si sabe a alguna especie. No saben lo que es esa sensación que permanece en tu boca y que te deja con las ganas de volver y tomar otra. Es otra cosa.

Pero estoy sorprendida cuantas personas fuera de mi país cada día muestran un profundo interés no solo por saber quien es esa persona que prepara su café y como lo hace sino que además se preocupan por el ORIGEN de ese café que están bebiendo. No saben la suerte que tienen de poder hacerlo. Si alguno de ustedes, mis lectores, viven en el extranjero, la próxima vez que se tomen un espresso sea proveniente de incluso un país que ni saben geográficamente donde queda o que lengua se habla, saboreen lentamente y con admiración ese café cosechado a miles de kilómetros de distancia de tu casa, producido bajo altos estándares de calidad y tostado por personas que se preocupan por hacerlo en el termino exacto que permite que el grano solo brinde lo mejor de sí mismo, bébelo con el tiempo suficiente como tratarías a un viejo amigo que ha viajado un largo camino para solo sentarse a tu lado. Y luego de eso, sean felices.

Para nosotros, Venezolanos habitantes de esta gran patria, solo puedo desear que nuestra industria cafetera sea los suficientemente valorada y reconocida para  que cuente con el apoyo necesario que le permita volver al lugar que le corresponde dentro de la comunidad internacional y del cual nunca ha debido salir y que dentro de ese marco podamos todos disfrutar los beneficios de degustar tanto cafés de origen nacional como los mejores cafés del mundo y así ser consumidores privilegiados unidos por una misma pasión: El Café.

 
 

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