Cuando escuchamos el sonido de una
cucharilla contra una taza de café son muchos los significados que podemos
deducir tras el mismo: un negocio exitosamente cerrado, una comida familiar o
simple tertulia.
No hay crisis que derribe a la producción
del café. Representa cerca del 4% del comercio total mundial de productos
alimenticios y su cultivo ocupa a varias decenas de millones de campesinos en
más de 70 países tropicales productores. Es la segunda bebida estimulante más
importante de la humanidad, después del té (esto por razones de habitabilidad).
Su cultivo se limitaba en principio a las
altas provincias de Etiopía y la Península de Arabia de donde se considera
originario. Los yemenitas fueron los primeros grandes caficultores del mundo y
hasta que su consumo se extendió a casi todos los países del Islam y de Europa,
Yemen fue su único productor y exportador importante.
En Venezuela el primer cafeto fue
sembrado por las misiones españolas hacia el año 1.730 en las Cuencas del Rio
Caroní, traído desde Brasil procedente a su vez de Surinam o Cayena.
Haciendo un breve recorrido del cultivo
del café en nuestro país tendríamos lo siguiente: De Caracas (Chacao) fue
llevado a San Antonio y los Valles de Aragua. De allí, a las provincias de
Carabobo y Barcelona. Se consiguen cultivos en Cumaná y Rio Caribe, de allí se
extiende a Occidente difundiéndose en tierras andinas: Mérida, Táchira y
Trujillo.
La expansión del cultivo del café en
Venezuela coincide con un incremento acelerado de su consumo a nivel mundial,
específicamente en los Estados Unidos, Alemania y Francia.
El desarrollo de la caficultura en suelo
andino tuvo una importante repercusión económica en el país: tierras inexplotadas
hasta ese momento fueron cultivadas, se dinamizó una región generalmente
deprimida, se fortalecieron los lazos de intercambio comercial con Colombia y
se incorporó al Táchira al escenario político venezolano.
Hasta 1895 Venezuela ocupaba el tercer
lugar detrás de Brasil y las Indias Holandesas aportando entre el 6,5 a 6,7 de la producción mundial de
café.
A partir de allí comienza la espiral de caída
libre en nuestro papel de productor en la comunidad internacional hasta llegar incluso
al momento en que Venezuela incumple con la cuota de exportación asignada por
la Organización Internacional del Café (OIC).
No trataremos en este Post el detalle de
nuestra producción con el transcurrir de los años, ya que se sustentaría sobre
los diferentes Censos Nacionales Cafetaleros realizados por el gobierno
nacional y por explicaciones emitidas por personalidades ligadas al mundo
cafetero desde una perspectiva estrictamente personal, acerca del porque de ser
un país principal en la producción del café hoy día nos vemos en la necesidad
de importar grandes cantidades del mismo.
La recesión que ha afectado a grandes
importadores del café como Estados Unidos, Japón y la Unión Europea no ha
incidido en el consumo mundial de la bebida, irónicamente.
En nuestro país el 70% de la producción
cafetalera está en manos del gobierno nacional. Muchos de los productores
independientes señalan que parte de la problemática con este rubro radica en la
ausencia de créditos oficiales y ayuda a través de asistencia técnica
especializada, lo que ha mantenido a la producción estacionaria o con tendencia
a la disminución. A eso se le suman las fuertes restricciones establecidas para
la exportación de un producto competitivo de excelencia y calidad en los
mercados internacionales. Sostienen que el Gobierno debería disminuir la
importación de este producto e invertir ese dinero en planes de recuperación y
renovación del cultivo, mejorar los precios a los caficultores venezolanos y
las infraestructuras que garanticen una
mejor condición de vida a los
productores.
La importación en nuestro país en el año
2010 alcanzo a más de 16.000 toneladas de café verde que equivalen a 347.826
quintales (cada quintal es un saco de 46 kilos) ya que el consumo interno es de
1,85 millones de quintales y la producción escasamente alcanza al millón de
quintales.
Nuestros mayores proveedores son Brasil,
Nicaragua y El Salvador con los cuales Venezuela mantiene convenios de
naturaleza económica que incentivan estos intercambios comerciales.
Nuestros productores insisten en la
necesidad de aperturar el café venezolano a los mercados internacionales a
través de una adecuada promoción, precio, cumplimiento, puerto y excelente
calidad.
La mayor parte de la producción de café
verde proviene de Brasil, Colombia, Guatemala, México, etc., representando casi
las dos terceras partes de la producción mundial. Allí se producen todos los
grandes tipos de café que establecen las cotizaciones bursátiles
especializadas.
El café constituye uno de los grandes
“commodities” ya que el 83% de su
producción es objeto de comercio internacional. Es por un lado un producto de
consumo masivo pero por el otro representa una cuota sustancial de los ingresos
de exportación de muchos países, por lo que la comunidad internacional ha
intentado estabilizar sus precios limitando las fluctuaciones de la oferta y
sus efectos negativos sobre la economía de los países.
En todo este escenario internacional, los
productores venezolanos están en clara desventaja al ser sometidos a muchas y
constantes limitaciones tanto para la obtención de insumos –sea que se trate de
bienes o servicios- que le permitan no
solo producir un grano de alta calidad y excelencia, sino incluso para la venta dentro del mercado
interno porque los precios siempre van a estar regulados por el Gobierno
nacional, y eso constituye de por sí una evidente desmotivación al no poder
obtenerse muchas veces un precio justo por el grano producido.
Sin embargo y a pesar de esto, muchos
productores siguen apostando por nuestro suelo venezolano, por nuestro grano de
café, luchando diariamente con incontables trabas burocráticas y desestimulo de
la propia industria nacional, limitando su posible expansión y crecimiento a
las políticas internas, frenando la creatividad y posibles alianzas
estratégicas con socios comerciales potenciales por la imposibilidad de llevar
los mismos a términos satisfactorios para todas las partes. Y aún así,
creyendo, insistiendo en innovar, en crecer, en mejorar. Porque al final del
camino ellos son como el mismo grano que con tanta ilusión cultivan: ¡materia
prima de excelente calidad!.
Espero que me sigan acompañando en esta aventura
llamada café. Mi Mundo. Mi pasión.
Porque
detrás de cada taza de café…hay mucho más que granos…
MARÍA
ESTHER LÓPEZ CÁSARES
BARISTA SCAA/SCAE
SCAA LEAD INSTRUCTOR
COFFEE BUSINESS CONSULTOR LOS ANGELES
COFFEE BUSINESS SCHOOL
SCAA
MEMBER N° 6723850
@mariaestherlope
@melcbrewbar
Pampatar,
Nueva Esparta, Venezuela
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